Esta nueva entrada marca una primera conclusión dentro del proyecto de investigación “Cómo Piensan las Montañas”. Surge de experiencias, reflexiones y hallazgos que he reunido en estas incursiones, y que ahora ofrezco como una propuesta abierta y atemporal: un ejercicio colectivo que invita a caminar, imaginar y ofrendar.
Para dar forma a esta idea elegí la narrativa como puerta de entrada al territorio y como hilo que enlaza cada elemento. Así nació un relato tejido como leyenda, que en esta primera entrega se despliega en cuatro capítulos.
El Capítulo 1: Sonqo Runa es la apertura. Desde allí, cada capítulo avanza en el relato y se entrelaza con un acto de despacho —ritual de ofrenda—, condensado finalmente en un kit ritual compuesto por uno o varios objetos de cerámica, cada uno acompañado de sus propias instrucciones para llevarlo a cabo.
Las piezas que integran estos kits rituales están modeladas con arcilla del Río Calabalumba —protagonista central de la historia—, talladas a mano y horneadas a leña siguiendo procesos ancestrales. Muy pronto podrán encontrarse en la web, en ediciones limitadas o por encargo, para que esta experiencia también pueda expandirse hacia el colectivo.
Sin más preámbulos, aquí comienza el viaje:
DONDE EL CORAZÓN SE HIZO FUEGO
CAPÍTULO 1
SONQO RUNA – Los de Gran Corazón.
Desde el principio de los tiempos, en las tierras que rodean estos valles, los Wamanis habían concedido a los Sonqo Runa vivir bajo el mismo Sol y las mismas Estrellas.
Su gente resguardaban sus hogares cerca de los Apukuna, montañas con laderas frondosas rodeadas de agua cristalina, e iluminaba con luz naranja sus casas blancas, donde las noches transcurrían serenas y los días vibraban como abejas haciendo miel.
Una noche de verano, el aire cálido susurraba a las hojas cuentos y estas se movían divertidas escuchando. Las estrellas se confundían con luciérnagas y una melodía suave inundaba el Pukará. Fue en ese instante cuando un paso rápido y ligero como el vuelo del colibrí, atravesó el puente y llegó hasta una puerta.
Tocó esperando con cierta ansiedad que alguien respondiera. La luz se encendió y la madera se movió para dejar entrever a una persona:
– Calabalumba! Que hacés acá?
– Eso no está bien!. Algo podemos hacer, algún camino hay.
Y sin decir otra palabra, Calabalumba se dió la vuelta y corrió en la dirección opuesta. Entró veloz a otra casa que tenía intensas luces rosadas, subió las escaleras hacia una habitación donde había muchas camas y dijo:
– Machka, tengo que saber! Necesito saber.
Le hablaba a una mujer que cuidaba amorosamente unas cunas de cuarzo cristal.
Machka sabía que Calabalumba era inquieta y no desistiría en algo, sobre todo cuando al decirlo enfatizaba alguna palabra. Sería desgastar la energía querer llevarla por otro lugar. Lo mejor era, al menos, intentar guiarla al principio de algún camino adecuado.
– Vas a tener que ir al bosque si querés un nuevo acuerdo, Balu. Pero recuerda, no hay que dibujar fantasías sin enraizar. Hace mucho que existen las formas, pero quién sabe cuántos tendrán que pasar hasta que eso cambie, o lo recuerden…
….continuará.
El Capítulo 2 será publicado a continuación de esta entrada. Quedate atent@ a las redes para saber cuando estará disponible!
